Opinión

Porfirio Loeza, la candidatura más escandalosa de Morena en Puebla

Fermín Alejandro García

Sin duda alguna Morena tiró a la basura sus principios de no robar, no mentir, no traicionar al pueblo, al haber postulado a Porfirio Loeza Aguilar como candidato a edil de Tlatlauquitepec, pues este personaje va por su cuarto periodo como alcalde, fue parte del fraude electoral de 2018 en la disputa por la gubernatura de Puebla, ha sido inhabilitado del servicio público por malversación de fondos públicos y salvado en su momento por Eukid Castañón Herrera, el hombre duro del morenovallismo.

Con el respaldo de Morena se estaría contribuyendo a la consolidado el cacicazgo de Porfirio Loeza, quien ha controlado la vida social y política de la región de Tlatlauquitepec en los últimos 15 años, siempre en medio de escándalos de corrupción, de conductas autoritarias y denostación de opositores.

Para ello, gozó de la impunidad concedida por los gobiernos estatales del PRI y del PAN. Ahora, el Partido de Regeneración Nacional se suma a esa protección y al mismo tiempo abandona su papel de ser la fuerza política alternativa a los abusos del PRIAN.

Encabezados por Gabriel Becerra Arrieta, un grupo representativo de vecinos de Tlatlauquitepec se presentó –hace unas semanas– ante la sede nacional de Morena cuando se enteraron de que Loeza había sido incluido en la encuesta para elegir candidatos a alcaldes. Llevaron un voluminoso expediente para sustentar su oposición y fueron ignorados por esta fuerza política.

Eloísa Vivanco Esquide, la presidente de la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena y madre de la edil de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, les respondió que el recurso era improcedente pues se había presentado de manera extemporánea.

Más allá de que el reclamo se haya presentado fuera de los plazos oficiales del proceso interno de Morena, resulta sorprendente que este partido no tenga una visión crítica de uno de los alcaldes más escandalosos que ha habido en Puebla y no por defender ideas políticas, sino por problemas de corrupción y de desacato a la legalidad.

El primer periodo de Porfirio Loeza como alcalde del municipio serrano de Tlatlauquitepec fue entre los años 2005 y 2008, en el sexenio del priista Mario Marín Torres. Ganó la alcaldía bajo las siglas del Partido Convergencia Ciudadana, ahora Partido Movimiento Ciudadano. Desde esa ocasión no pudo solventar sus cuentas públicas.

En 2011 regresó como alcalde y estando en funciones, el Congreso del estado aprueba que sea destituido como edil y es inhabilitado por 11 años del servicio
público, además de que se le exigía una restitución de alrededor de 14 millones de pesos del erario.

Echando mano de una serie de trampas legales, como fue que el secretario del ayuntamiento “perdió” la notificación de la destitución y la inhabilitación, logró sortear su segundo mandato, en el cual curiosamente si le aprobaron sus cuentas públicas.

Se supo que logró transitar su mandato como alcalde, que le aprobaran sus cuentas públicas y sobre todo, que no le aplicaran las sanciones del Congreso en su contra porque cambió de protector, dejó de ser mentor el priista Mario Marín Torres y apareció Eukid Castañón Herrera, el hombre duro y encargado de los asuntos espinosos del morenovallismo, quien actualmente está a punto de cumplir su segundo año de prisión.

En 2018, regresó Loeza por tercera vez al control del ayuntamiento de Tlatlauquitepec, mediante las relaciones que tejió por igual con el PAN y con Morena.

Se dice que por los “favores” que le hizo en su momento Eukid Castañón Herrera, desde el morenovallismo lo condicionaron que lo dejarían regresar como alcalde, pero si hacía ganar a la panista Martha Erika Alonso Hidalgo en buena parte de la Sierra Norte del estado.

Y efectivamente, la entonces candidata del PAN a la gubernatura del estado tuvo en Tlatlauquitepec uno de los resultados más atípicos, pues hubo una votación copiosa para Martha Erika Alonso y unos cuantos sufragios para Morena.

Loeza ganó su tercera alcaldía bajo las siglas del Partido Social de Integración, que jugó del lado del morenovallismo en 2018, pero también consiguió un nuevo mandato por un arreglo con Morena.

Se dice que, en esa época, el controvertido político entabló acuerdos con el entonces presidente estatal de Morena, Gabriel Biestro Medinilla, a quien convenció de poner como candidato morenista a edil a Clemente Ramírez Leal, un testaferro de Loeza que se dejó fácilmente derrotar.

Ahora, Loeza utilizó las artes de Pablo Salazar, consejero nacional de Morena, para convertirse en miembro de la 4T y que en este movimiento nadie se fije en su oprobioso pasado.

La Jornada de Oriente
Fermín Alejandro García
Ciudad de Puebla, Mex.
Domingo 4 de abril de 2021.

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