Opinión

La vileza es contagiosa

Ricardo Rapahel

El hospital Agustín O’Horán de Mérida es el centro público de salud más importante del sureste mexicano. Por sus médicos, enfermeras y equipo, está supuestamente entre los mejores del mundo.

En una de sus camas murió el martes 3 de agosto el joven de 23 años José Eduardo Ravelo Echevarría. Días antes había sido intubado porque fue victima de covid-19.

Sin embargo, “las extrañas circunstancias” que rodean su muerte —términos utilizados por el presidente municipal de la capital yucateca, Renán Alberto Barrera— son francamente insoportables.

Originalmente, José Eduardo Ravelo no ingresó a ese centro de salud por haberse infectado de SARS-CoV-2. Los registros médicos afirman que al llegar traía destrozados los riñones, un pulmón perforado, lesiones cerebrales y evidencia de haber sido violado.

Los antecedentes de su desgracia ocurrieron el jueves 22 de julio cuando, sin causa razonable, fue detenido en el centro de la ciudad por dos agentes municipales de apellido Osorio y Méndez.

De acuerdo con el testimonio que la víctima alcanzó a aportar, estos funcionarios lo subieron con violencia a una patrulla y ahí abusaron sexualmente de él. Luego le condujeron a la fiscalía del estado donde nuevamente lo golpearon, causándole las lesiones que constan en los archivos médicos del hospital O’Horán.

Al día siguiente del ataque, el joven Ravelo Echevarría logró comunicarse con su madre, quien vive en Veracruz. Ella viajó a Mérida para ingresar a su hijo al centro de salud, donde uno de los médicos tratantes, al constatar la violación, preguntó —como si tal cosa fuese relevante— si el muchacho era homosexual.

Por protocolo se le practicó una prueba covid, la cual salió negativa; con todo, los médicos decidieron internarlo en la zona del hospital donde estaban alojados los pacientes de coronavirus.

Ahí se contagió.

El acta de defunción de José Eduardo anuncia que su vida fue una, entre tantas otras, que se llevó la pandemia. Sospechosamente, en ese documento no aparecen relatadas las lesiones que verdaderamente lo asesinaron.

Zoom: una muerte más en un país envilecido, dirían los indiferentes. Un país envilecido que extravió la capacidad de reaccionar de otro modo, reclamaríamos otros.

@ricardomraphael

Milenio
Ricardo Raphael
Ciudad de México
Lunes 9 de agosto de 2021.

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