Celdas solares, antenas y cámaras térmicas, entre otros equipos, así como ampliar la red de estaciones de registro sísmico, hacen falta para la vigilancia del Popocatépetl, reconoció Carlos Gutiérrez, investigador del Cenapred.
«Todos estos aparatos están permanentemente expuestos no sólo a la intemperie, sino a unas condiciones verdaderamente difíciles. Hay una caída de ceniza permanente, hay impacto en algunos casos. Ha habido ocasiones en las que hemos perdido celdas solares o las antenas por impactos del volcán y todo ello ocasiona un deterioro acelerado de los equipos».
«Quisiéramos tener con mayor número igualmente las cámaras, intentamos tener cámaras con mayor resolución sobre todo cámaras térmicas. Ahorita tenemos una que en convenio con la Universidad de Colima está operando aquí en el volcán Popocatépetl, pero nos hace falta más equipo de ese tipo», advirtió en conferencia de prensa.
Agregó que otro instrumento muy importante son los magnenotómetros, así como los instrumentos de deformación.
Aseguró que además es necesario ampliar la red de estaciones de registro sísmico.
Precisó que la instrumentación para el monitoreo del volcán que se ha instrumentado particularmente con la UNAM, con el Instituto de Geofísica, consta de 10 estaciones sísmicas.
Tres estaciones metereológicas, dos sensores sónicos útiles para la evaluación de las explosiones, cinco sensores para valorar la deformación del cuerpo del volcán y cinco cámaras de señal permanente.
«Todos estos instrumentos transmiten vía radio y se reciben las señales en el Centro Nacional de Prevención de Desastres donde se evalúa de manera inmediata por personal presente en el laboratorio para dar aviso sistemático permanente a las investigadores que se encuentran de guardia», indicó.
Monitorean todos los factores de actividad del Popo
El volcán Popocatépetl está en observación de «terapia intensiva» y todo parece indicar que está igual que en los últimos 27 años, aseguró Servando de la Cruz Reyna, investigador del Departamento de Vulcanología de la UNAM.
El investigador hizo una analogía respecto al protocolo que se ha implementado para monitorear y estudiar la actividad del volcán luego que tras el incremento de su actividad el semáforo de alerta volcánica alcanzó el nivel amarillo fase tres.
«Está siendo observado y analizado por un montón de médicos especialistas en cada uno de los factores, hasta el momento todo parece indicar que el volcán está igual que ha estado en los últimos aproximadamente 27 años; no hay un cambio en esa dirección, pero si lo hubiera estamos preparados para gestionarlo, pero hasta el momento no lo ha habido», aseguró.
Destacó que en ocasiones anteriores el semáforo de alerta volcánica ha alcanzado el nivel amarillo fase tres, y en ningún caso se ha tenido la necesidad de llegar a un nivel más alto.
«Pero estamos atentos y preparados par hacerlo si esto fuera necesario, aunque todo nos indica que la probabilidad (es mayor) de que la evolución de la actividad se mantenga más parecida a lo que hemos visto en los últimos 27 años a que se desarrolle una actividad de mayor nivel, es decir, la probabilidad de que esto continúe como ha sido antes es mucho más alta a una probabilidad de que se acelere a una fase mayor», indicó.
Afirmó que el volcán ha tenido un historial de erupción de todos los tamaños.
«Ha habido erupciones realmente muy grandes. Destacan por ejemplo, las que hubo hace unos 800 años o mejor dicho alrededor del año 800. Afectaron seriamente las poblaciones alrededor del volcán», agregó.
Robin Campion, también investigador del Departamento de Vulcanología de la UNAM, agregó que el incremento de la actividad del Popocatépetl a partir de finales de 2022 ha sido gradual pero se ha ido acelerando en los últimos meses.
«Este aumento gradual llegando a valores que ya se pueden considerar como muy altos, recuerda bastante lo que pasó en 2012, y que fue un inicio de actividad elevada que duró prácticamente dos años; esto es el escenario mas probable que podemos esperar», dijo.
«Ahorita sigue aumentando la emisión de gas, ya estamos rebasando los niveles de 2019, 2020, pero todavía no, los valores de 2012, 2013 y aún menos de 2000 y 2001, que eran 5 veces más altos que los actuales».
Prevén cenizas en CDMX
Ana Lilián Martín del Pozo, investigadora del Departamento de Vulcanología de la UNAM, aseguró que en junio y julio los vientos llevarán las cenizas hacia la Ciudad de México.
Advirtió que las cenizas afectan ojos y garganta e incluso pueden irritar la piel.
«La semana pasada cuando hubo mucha ceniza en Metepec, nos referían que les ardía la cabeza, entonces queríamos agregar inclusive esto de usar sombrero porque a veces pueden traer ciertos materiales que irritan la piel», previó.
Reforma
Natalia Vitela
Ciudad de México
Martes ser de mayo 2023.
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