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Daniel Ortega ordena detener al guerrillero que le liberó en una operación suicida

• Nicaragua vive un estado policial y represivo, de sitio de facto, aquí no hay seguridad para nadie

• El estado de terror que vivimos es el estado que Ortega quiere que prevalezca

Daniel Ortega ha decidido borrar parte de la historia del sandinismo, la protagonizada por dos de sus guerrilleros heroicos, Dora María Téllez, la famosa Comandante Dos, y el general retirado Hugo Torres
«Arriesgué la vida para sacar de la cárcel a Ortega, pero así son las vueltas de la vida: los que una vez acogieron principios hoy los han traicionado». Daniel Ortega ha decidido borrar parte de la historia del sandinismo, la protagonizada por dos de sus guerrilleros heroicos, Dora María Téllez, la famosa Comandante Dos, y el general retirado Hugo Torres, cuyas palabras antes de ser detenido ayer domingo abren esta crónica.

El oficialismo califica hoy a ambos de traidores a la patria, pese a que Torres lideró dos de las principales gestas en la lucha contra el dictador Somoza: el asalto al Palacio Nacional de Nicaragua en 1978 y la operación que en 1974 supuso la libertad del propio Daniel Ortega, que se convertiría desde entonces en el hombre fuerte de la revolución sandinista.

Poco importó a las fuerzas especiales en sus despliegues violentos y abusivos de este domingo que tanto Torres como Téllez sean símbolos de la lucha por la libertad tras la toma del Palacio Nacional de Nicaragua. Aquel día, clave para la victoria sandinista del año siguiente, tomaron como rehenes a los parlamentarios somocistas para obtener la libertad de 60 presos políticos, entre los que estaba Tomás Borge.

Lo llamaron la «Operación Chanchera» y la crónica de lo sucedido corrió a cargo del Nobel Gabriel García Márquez, quien la calificó de «disparate magistral»: 25 guerrilleros valientes contra 3.000 hombres distribuidos entre el Parlamento, ministerios y varios organismos.

Torres era el comandante uno y Téllez, la número dos. El triunvirato lo cerraba Edén Pastora, el comandante cero. La operación fulminante acabó con la liberación de 60 presos políticos y el camino triunfal de los guerrilleros camino del aeropuerto para huir de Nicaragua. Sorprendido el diputado rehén ante la euforia popular, García Márquez relata cuál fue la respuesta de Hugo Torres: «Ya ve, esto es lo único que no se puede comprar con plata».

Cuatro años antes, el antiguo general de brigada comandó el operativo que tomó por asalto la casa del ministro somocista José María Castillo. Tan atrevida acción consiguió la libertad de Ortega, que partió a la lucha desde Costa Rica, mientras Torres permanecía en Managua, en la clandestinidad.

Semejantes gestas pasaron este domingo a un segundo plano, como si el nuevo sandinismo hubiera borrado su propia historia de un solo plumazo y al servicio de Daniel Ortega, versión siglo XXI de los Somoza, la familia que aterrorizó a Nicaragua durante décadas. En este caso, con mujer como vicepresidente y nueve hijos trabajando por la causa al frente de medios de comunicación, negocios millonarios y empresas estatales.

En conversación con EL MUNDO en los días previos a su detención, Hugo Torres presentía lo que se avecinaba: «Nicaragua vive un estado policial y represivo, de sitio de facto, aquí no hay seguridad para nadie. Cómo podemos pensar en una campaña electoral si no puedes hacer marchas o actividades organizativas. Basta salir con una bandera nacional a la calle para que una patrulla se lo lleve preso minutos después. El estado de terror que vivimos es el estado que Ortega quiere que prevalezca».

El aumento de la represión es producto, según el diagnóstico del general, de la debilidad provocada por la pérdida de respaldo popular, «porque su misma base se le ha reducido y por eso usa para la represión a la policía y a fuerzas paramilitares, además de la complicidad del Ejército. A pesar de este régimen despótico, la resistencia está viva. Ortega no ha podido doblegar esa voluntad firme por salir de este régimen dictatorial de él y de su esposa Rosario Murillo, que es tan terrible como él».

La pareja presidencial ha dirigido la operación de caza y captura del fin de semana contra el antiguo Movimiento Renovador Sandinista (MRS), fundado por el escritor Sergio Ramírez y convertido hoy en Unión Democrática Renovadora (Unamos). Además de Torres y Téllez, Ana Margarita Vijil y Suyén Barahona, que han presidido el MRS, también fueron capturadas.

La lista de detenidos está conformada por cuatro de los precandidatos y más una decena de dirigentes o colaboradores de la aspirante Cristiana Chamorro, que permanece secuestrada en su propia vivienda. Los otros aspirantes encarcelados son el exembajador en EEUU Arturo Cruz, el activista Félix Maradiaga y el empresario Juan Sebastián Chamorro, sobrino de la expresidenta Violeta Barrios.

La importancia de los detenidos es el mejor termómetro para medir hasta dónde está dispuesta a llegar la pareja presidencial. El Consejo Permanente de la OEA se reunirá de forma urgente este martes para tratar la crisis de Nicaragua, que ha suscitado la repulsa de Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y distintos países de la región, excepto los aliados revolucionarios.

El Mundo
Daniel Lozano
Madrid, España
Managua, Nicaragua
Lunes 14 de junio de 2021.

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