El Oráculo del venenoForo PoliticoJusticiaP@M Foro

Hora de la reivindicación: Los verdaderos indígenas del 5 de Mayo

A 160 años de la conmemoración de la derrota del imperio francés, los descendientes de los guerreros mexicanos, oriundos de la Sierra poblana, exigen el mérito que les ha escamoteado la historia oficial, atribuida a los zacapoaxtlas. (Archivo)

La generalización del término «zacapoaxtlas» para referirse a los combatientes indígenas que participaron en la Batalla del 5 de Mayo de 1862 es un error de la historia oficial y ha concedido a la etnia un protagonismo que nunca tuvo en la gesta patriótica.

A 160 años de la conmemoración de la derrota del imperio francés, los descendientes de los guerreros mexicanos, oriundos de la Sierra poblana, exigen el mérito que les ha escamoteado la historia oficial, atribuida a los zacapoaxtlas. Los héroes fueron encabezados por “los tres Juanes”: Juan Francisco Lucas, Juan Crisóstomo Bonilla y Juan Nepomuceno Méndez. La propuesta es que esta revisión vaya acompañada de una justicia social para esos pueblos originarios olvidados por décadas. La justicia que los descendientes piden a López Obrador se da en nombre de “los héroes de la segunda transformación”.

Comaltepec, Zacapoaxtla, Pue.- La generalización del término “zacapoaxtlas” para referirse a los combatientes indígenas que participaron en la Batalla del 5 de Mayo de 1862 es un error de la historia oficial y ha concedido a la etnia un protagonismo que nunca tuvo en la gesta patriótica.

Así lo han advertido descendientes de los integrantes del Sexto Batallón de la Guardia Nacional de Puebla, quienes desde hace más de 10 años han reclamado una reconstrucción de la memoria del hecho y así reivindicar la participación de los auténticos pueblos originarios de la ­Sierra Nororiental poblana que participaron en la defensa de la soberanía nacional.

“Los mejores hijos de México”, como los llamó en su célebre discurso el ­general Ignacio Zaragoza, eran en buena medida indígenas maseualmes-nahuas y totonacos que caminaron durante tres días –algunos con huaraches, otros descalzos– dispuestos a batirse con el ejército “más poderoso del mundo”. En el camino sólo llevaban totopos y chile para comer, y por armas, machetes, piedras y palos.

En el marco del 159 aniversario, celebrado en 2021 en Palacio Nacional, Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica, reconoció la “injusticia histórica” que se ha cometido con las comunidades serranas de Puebla al identificar al Sexto Batallón como los “zacapoaxtlas”, cuando sólo uno de los integrantes de la 5a. Compañía era de esa población.

Saúl Vergara Sotero, bisnieto del subteniente Ramón Vergara Chanico, ­quien fuera abanderado de esa compañía, aclara que si bien se nutrió de las comunidades indígenas de ese municipio, como Comaltepec, Tatoxcac, Xaltetela, Tahitic y Atacpan, estos pueblos históricamente estuvieron confrontados con la villa de Zacapoaxtla, considerado un enclave conservador donde radicaban los caciques españoles.

Incluso, recuerda que fueron soldados de Zacapoaxtla los que asesinaron a Manuel Lucas, padre de Juan Francisco Lucas, originario de Colmatepec, quien fue uno de los tres héroes de la Sierra que con Juan Crisóstomo Bonilla y Juan Nepomuceno Méndez congregaron y encabezaron al batallón que se batió cuerpo a cuerpo con los franceses.

De acuerdo a las memorias de ­Manuel Molina –capitán segundo de infantería en la 5ª Compañía–, el batallón, comandado por Juan N. Méndez, estuvo conformado por seis cuadrillas, cuatro de ellas de Tetela del Oro (hoy de Ocampo) al mando de Miguel Islas, Juan C. Bonilla, Miguel Luna y Tomás Segura.

La 5ª Compañía se integró con gente de los pueblos de alrededor de ­Zacapoaxtla, y la 6ª por habitantes de Xochiapulco, liderados por Juan Francisco Lucas, llamado “el patriarca indígena de la sierra”.

A ellas se sumaron pobladores de localidades como Tzinacapan, Xocoyolo, Xochitlán, Huahuaxtla, Cuaximaloyan, Caxhuacan, Taxcantla, Nauzontla, Xalacapan, entre otras, que veían a Zacapoaxtla como centro del conservadurismo desde el cual se combatía a los liberales y se explotaba a los indígenas.

En el libro Tejuan tikintenkakiliaj in toueyitatajuan (“Les oíamos contar a nuestros abuelos”), elaborado por el ­Taller de Tradición Oral de la Sociedad ­Agropecuaria del CEPEC (Centro de Estudios y Promoción Educativa para el Campo) con testimonios de habitantes de Tzinacapan, Cuetzalan, también se da cuenta de ello:

“Vinieron acá los soldados franceses e hicieron muchas atrocidades matando gente maseual y violando a las mujeres. Se instalaron en Zacapoaxtla. La gente rica de allí estaba del lado de ellos con tal de que terminaran con la gente maseual. Pero se alzó el general Juan Francisco Lucas junto con otros dos Juanes para sacarlos.”

En 2012, para conmemorar el 150 Aniversario de la Batalla de Puebla, se conformó el Comité de Descendientes del Sexto Batallón de la Guardia ­Nacional de Puebla con el propósito de lograr una reivindicación histórica en torno a la participación de esos pueblos indígenas en su lucha contra el imperio.

Vergara Sotero, integrante de ese comité, aclara que la propuesta es que esta revisión histórica vaya acompañada de una justicia social para esos pueblos originarios que por décadas han estado en el olvido.

A unos días de conmemorarse el 160 Aniversario de la Batalla, integrantes de este comité dicen a Proceso que confían que el presidente Andrés Manuel López Obrador atenderá sus demandas. Dicen en un pronunciamiento:

“Somos los hijos de las montañas, ­descendientes de nuestros abuelos que hace 160 años acudimos a la ciudad de Puebla para hacerle frente al enemigo que quiso profanar y conquistar nuestras tierras. Nuestros abuelos acompañaron a nuestro hermano mayor, indígena como nosotros: Juan Francisco Lucas. Ofrendamos nuestra sangre y nuestras vidas en la defensa de nuestra patria.

Agregan, en referencia a una visita que hizo el tabasqueño cuando sólo era “gobierno legítimo”:

“A 160 años, nosotros, indígenas nahuas y totonacos, apelamos a su investidura señor presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, a que regrese a nuestras montañas para hacerle entrega de nuestro plan de justicia y de desarrollo integral que como pueblos indígenas tenemos derecho. Lo esperamos junto a la estatua de nuestro hermano General Juan Francisco Lucas, ahí donde usted, ya estuvo.”


Héroes olvidados

Ángel Molina Xalcuaco, descendiente de Manuel Molina, originario de Tatoxcac, expresa que hay una historia no contada de la Batalla de Puebla, donde muchos héroes locales que engrosaron los ­batallones y sus comunidades indígenas han quedado relegadas al olvido. Estos mismos personajes y pueblos fueron protagonistas de la “segunda transformación”, que ahora es referida por el gobierno de la 4T.

De 96 años de edad, Molina Xalcuaco dice haber escuchado a su padre narrar el valor que mostró su bisabuelo Manuel Molina aquel 5 de Mayo, al grado de que el presidente Benito Juárez le entregó un reconocimiento a su valor por haber sido uno de los primeros combatientes “entre todo el Ejército de Oriente” que se lanzó contra el enemigo.

Desde 2013, los descendientes de Molina –quien recorrió los barrios originarios para agrupar a los voluntarios que conformaron la 5ª Compañía del Batallón– han solicitado sin éxito que el Congreso de Puebla apruebe que su localidad natal adopte el nombre de Tatoxcac de Manuel Molina.

En las memorias que dejó escritas, Molina hace referencia que hacia finales de 1861 les llegaron noticias sobre naciones extranjeras que buscaban apoderarse de México:

(…) ante tal situación el suscrito y mis hermanos pedimos al jefe inmediato nos considerara en alta para la defensa de la patria.

En abril de 1862, el coronel Juan N. Méndez envió una carta a Lucas, informando de la situación de las fuerzas de la nación y el necesario reclutamiento de milicianos, por lo que resolvieron marchar a oriente con “la mayor fuerza que pudieran convocar”. Relata en ella:

Como la villa de Zacapoaxtla siempre ha sido dominada por el partido conservador, se nos unieron hombres de los barrios del distrito subyugados por los Salgado, Luque, Arriaga, Roldán, Molina, Varela y muchos más, aun así, con 50 del distrito marchamos al campamento del Ejército de Oriente, llevando totopo y chile.

Refiere que José Huidobro quedó como jefe de la compañía, mientras que él llevó la bandera patria. La madrugada del 4 de mayo de 1862, agrega, se les incorporó Juan C. Bonilla. Narra en sus memorias:

Con ese batallón concurrimos a la memorable batalla del 5 de mayo de 1862, en Loreto y Guadalupe, en dicha acción defendimos la fortaleza de Guadalupe en las tres cargas que emprendió el enemigo, saliendo al frente primeramente por orden del coronel en jefe, resultando muertos dos de mis paisanos y con pérdida de conciencia por unos días mi hermano, aunque alcanzando el triunfo de las armas nacionales como ya es sabido, sobre el Primer Ejército de la Francia.

José Abelardo Moreno Huidobro, descendiente de José María Huidobro, comandante de la 5ª Compañía del Batallón asentado en Cuetzalan, igual considera que su antepasado nunca ha recibido reconocimiento por su participación en la gesta patriótica:

“Tengo tiempo que he pedido, sin lograrlo, que le pongan su nombre a una calle de Cuetzalan.”

Molina hizo una lista de integrantes de la 5ª Compañía, aunque hay la certeza de que fueron más. Entre ellos se menciona a sus hermanos José, Francisco y Andrés, así como a Miguel Juárez, y a Francisco, Miguel Antonio y Antonio Santos; Miguel Antonio Rosales, José María Rivera, Cristóbal Huerta, Francisco Aparicio, Pedro Vázquez, Juan Francisco López, Fiófilo Alba, Manuel Soto, José Francisco López, Ignacio Betancurt, José Antonio Díaz, José Santiago y José Antonio.

Mujeres

En esos años de lucha contra el invasor, las mujeres jugaron un papel importante, aunque esta historia tampoco ha sido contada ni investigada con profundidad, señala Javier Mora Segura, descendiente maseualmej del combatiente José María Mora.

En el libro Les oíamos contar a nuestros abuelos, los habitantes de Tzinacapan, Cuetzalan, rescataron historias que se han transmitido por tradición oral en torno a los tiempos de la intervención.

Se menciona que luego de que soldados de Zacapoaxtla mataron al padre de Lucas, éste se fue a organizar a la gente de Xochiapulco, pero carecían de armas. Para ese entonces, los soldados franceses habían construido un fortín de dos pisos en Zacapoaxtla, donde vivían y guardaban su armamento.

“Los soldados se agarraron unas mujeres de allá y las llevaron al fortín. Pero las mujeres iban prevenidas, tenían ­instrucciones. Así que no resistieron y dijeron a los soldados que hicieran con ellas lo que querían”, narra el libro.

Agrega que cuando los soldados estaban bebiendo, las mujeres dijeron que irían a la plaza a comprar para hacer de comer, pero en lugar de comida adquirieron una carga grande de “chipocle” y unas botellas de aguarrás.

“Regresaron, echaron el chipocle en el suelo, lo regaron bien de aguarrás y le prendieron fuego y luego salieron todas. Al poco rato, los soldados no podían ni respirar y salieron tosiendo y buscando aire. Ahí los esperaban los maseualmej y a machetazos terminaron con ellos. Después pudieron entrar y agarraron las armas.”

También en esa publicación se rescata la historia de una mujer –cuyo nombre se desconoce– que salvó la vida del ­general Lucas cuando éste resultó herido de bala por los franceses y se escondió a la orilla de un arroyo. De acuerdo a los relatos, la señora encontró al general cuando fue a lavar a ese río, y siguiendo sus instrucciones se fue a Teziutlán a entregar una carta a los otros dos Juanes.

“No le creyeron y le dijeron que de seguro la mandaban los franceses para hacerles salir de la ciudad y para atacarlos. Pero ella les enseñó la carta y dijo que si mentía que hicieran lo que quisieran con ella. Entonces mandaron gente con la mujer, hallaron al general donde ella les había dicho y lo trajeron. Luego se recompensó muy bien a esa mujer por su ayuda.”

Una de las pocas mujeres que se menciona por nombre en torno a este hecho histórico es el de Altagracia Calderón, originaria del pueblo de Jalacingo –en ese entonces localidad de Teziutlán, pero hoy parte de Veracruz–, quien, a la muerte de su esposo, se desempeñó como enfermera en la Batalla del 5 de Mayo.

Mestizajes

María Edith Mora Báez, pobladora de Xocoyolo, destaca la importancia que tendría para las nuevas generaciones el rescate del papel heroico que jugaron en estos pueblos. En Xocoyolo las tropas francesas se asentaron, y muchas mujeres fueron violadas y maltratadas en esos tiempos, como su abuela.

“Mi bisabuela así como muchas mujeres, lo que derivó en que Xocoyolo se caracterice por tener una población blanca”, relata.

Y por lo mismo, “sufre otro tipo de discriminación, pues no se le considera pueblo indígena precisamente por la piel blanca, por ser güeros, cuando detrás hay un asunto histórico que muchos de los pobladores ni saben”, expone Mora. Al igual que muchos ignoran que el paso del ejército invasor convirtió ese rincón mexicano en la cuna del pan dulce.

Lograr una identidad y una justicia social en estos pueblos, agrega, es muy importante en estos tiempos cuando, además del rezago social, se encuentran amenazados por problemas como el alcoholismo, drogadicción, desarraigo y por una creciente inseguridad que incluye secuestros, extorsiones, feminicidios y crímenes que antes no ocurrían.

“Es importante que se empiece a rescatar la historia para lograr un sentimiento de identidad en las nuevas generaciones”, reclama.

También, indica, resguardar documentos históricos como cartas, partes de guerra, actas y reconocimientos, que están en casas y edificios, a los cuales muchos lugareños no les conceden valor y, por lo mismo, podrían perderse.

Así como a sus antepasados les tocó pelear machete en mano contra el invasor, agregan los descendientes, ahora toca a ellos luchar contra el olvido de sus héroes y la marginación que han padecido por décadas.

Desaires

Durante años los descendientes de los héroes de la Batalla de Puebla, expone Eloína Reyes Molina, tataranieta de Manuel Molina, se han sentido ofendidos no sólo porque Zacapoaxtla se ha colgado medallas sin merecerlo, sino además por el uso político que le han dado a las conmemoraciones de la hazaña.

Un caso que lo ilustra ocurrió apenas el 27 de abril en el Senado de la República, cuando los legisladores Ricardo Monreal y Alejandro Armenta develaron un busto de los “Tres Juanes de la Sierra”, y habitantes de Zacapoaxtla tomaron la representación del Sexto Batallón de la Guardia Nacional.

El acto fue impulsado por el exalcalde morenista de Zacapoaxtla, Ebodio Santos Alejo, quien busca ser candidato en el 2024 y se presentó con dos descendientes de Juan C. Bonilla que no están ligados con los pueblos indígenas.

En redes sociales, habitantes de Tetela de Ocampo volvieron a reclamar esta apropiación histórica a la cual calificaron como una “infamia”, y anunciaron que harán un reclamo público.

Hace tres años, cuando Santos Alejo aún era edil de Zacapoaxtla, decidió cambiar la denominación de una calle nombrada en honor del abanderado del Sexto Batallón, Ramón Vergara Chanico, y le puso Fray Bartolomé de las Casas.

En su pronunciamiento, los descendientes de los héroes le dicen al presidente López Obrador que, así como ya empezó a hacer justicia a los yaquis en Sonora, a los wirarikas en Nayarit, a los mixtecos y zapotecos de Oaxaca, y a mixtecos, amuzgos y tlapanecos de Guerrero, confían en que su turno ha llegado.

Proceso
Gabriela Hernández
Comaltepec, Zacapoaxtla, Pue.
Jueves 5 de mayo de 2022.

Comment here