Opinión

Francisco Vélez Pliego y el sentido de una nueva agenda universitaria

Carlos Figueroa

Carlos Figueroa Ibarra

Conocí al Dr. Francisco Vélez Pliego hace 39 años cuando él y su esposa Catalina Pérez Osorio recién habían regresado de su estancia de tres años en Paris. El entonces Arquitecto Vélez Pliego, había sido favorecido con una beca de la SEP y de la ANUIES para estudiar un diplomado y una especialidad en Urbanismo y Manejo de Territorio en el Instituto de Urbanismo de la Universidad de París XII. Recuerdo muy bien la ocasión en la cual me encontré con ellos por primera vez. Fue en los primeros meses de 1982, con motivo de la boda de Daniel Cazés Menache y Marcela Lagarde de los Ríos. Hacía poco tiempo que Alfonso Vélez Pliego había asumido la Rectoría de la entonces Universidad Autónoma de Puebla y Daniel era su Secretario General. Desde ese día pude advertir los rasgos de personalidad que le he visto a Paco Vélez a lo largo de estas últimas cuatro décadas: prudente en sus maneras y palabras, usualmente ajeno a exabruptos, sutil en el análisis y como todos los hermanos Vélez Pliego, conocedor exhaustivo de reglamentos y sobre todo de los más sutiles pliegues de nuestra universidad.

Paco encarna lo que alguna vez me expresó personalmente el general Líber Seregni, prócer del Frente Amplio uruguayo: el ser humano es amo de sus silencios y esclavo de sus palabras. Así las cosas, es la típica persona que evade ser esclavo de sus palabras y busca ser amo de sus silencios. Estos rasgos lo han hecho idóneo para ser conductor de programas académicos y en estos últimos ocho años, un eficaz Director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”. Como alguna vez le escuché decir, la persona que ocupa esos cargos debe ser capaz de dominar sus propios demonios internos. Por esa virtud, por su conocimiento de la universidad y la gama de saberes académicos que le he advertido en nuestras conversaciones, considero a Paco uno de los más importantes líderes académicos de nuestra universidad.

Evocando la historia de Francisco Vélez Pliego a lo largo de estos casi cuarenta años que tengo de conocerlo y por lo que le he escuchado contar acerca de su propia vida, puedo concluir que su propia vida expresa la historia de nuestra entidad, la historia de nuestra ciudad y la historia de nuestra universidad desde la segunda mitad del siglo XX. La impronta de la ciudad de Puebla se expresa en su inclinación académica y profesional por el urbanismo. La de la Benemérita Universidad de Puebla, en el hecho de que su vida ha estado vinculada a nuestra casa de estudios en los últimos cincuenta y un años. Proveniente de una familia encabezada por Don Alfonso Vélez López, quien fuera prominente figura desde la época avilacamachista y Secretario General de Gobierno durante el gobierno de Fausto M. Ortega (1957-1963), Paco habría de ser impactado desde muy joven por la zaga de las luchas estudiantiles por la reforma universitaria que comenzaron en 1961 y por las luchas sociales que durante la década de los sesenta se observaron en Puebla. Al igual que su hermano Alfonso y muchos jóvenes de esa generación, los vientos de la revolución cubana y las luchas en América Latina y en el mundo, impactaron su conciencia y lo hicieron cambiar un rumbo que podría haber sido otro, dado sus orígenes familiares.

La historia de vida de Paco entonces ha sido marcada por la propia historia del movimiento de reforma universitaria en la UAP. Debido a las luchas entre los partidarios y opositores a dicho movimiento, la Escuela de Arquitectura, al igual que otras unidades académicas, se vieron obligadas a contratar como maestros a jóvenes recién egresados o por egresar, para suplir a los profesores conservadores vinculados al Frente Universitario Anticomunista (FUA). Esto sucedió cuando estos profesores se fueron de nuestra universidad para fundar la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. La vida académica de Paco comenzó en ese momento, primero en 1973 como Asesor Administrativo de la referida Escuela de Arquitectura, y luego en 1975 como profesor hora-clase de una materia llamada “Problemas Teóricos Generales”. Era aquel momento en que nuestra universidad se enfrentaba al oscurantismo de matriz clerical y al autoritarismo del priato que estaba en ese momento en su máximo esplendor.

La juventud universitaria encabezada por académicos de vocación socialista y/o partidarios de la ilustración, hizo de nuestra universidad un islote de resistencia autonómica contra el intervencionismo oficial y contra el grito de “cristianismo sí, comunismo no”. Fue en ese momento en el cual las figuras de Julio Glockner, Luis Rivera Terrazas, Sergio Flores, Alfonso Vélez Pliego y Jaime Kravzov para citar a los más conocidos, emergieron como defensores de una autonomía que costó sangre, sudor y lágrimas. Allí están los ejemplos de Joel Arriaga y Enrique Cabrera Barroso (asesinados en 1972) y el de Alfonso Calderón Moreno (asesinado en 1973).

Es necesario recordar que la defensa de la autonomía y el hacer de nuestra universidad un pivote de resistencia antiautoritaria, la lucha por una universidad crítica, democrática y popular no hizo olvidar a los conductores universitarios de aquel momento, de la necesidad de buscar la excelencia a través de la superación académica de los entonces jóvenes profesores y profesoras de nuestra universidad. No pocos, Paco entre ellos, fueron enviados a estudiar al extranjero o a otras universidades y con el tiempo se convirtieron en académicos de primer nivel. Como siempre lo advirtiera nuestro fundador Alfonso Vélez Pliego, en un momento en el que el neoliberalismo estaba tratando de enterrar el pasado del movimiento de la reforma universitaria describiéndolo como una época de caos, ese movimiento de reforma universitaria y las luchas universitarias de los años sesenta y setenta del siglo XX, no podían desvincularse de la importancia académica nacional e internacional que después tuvo y hoy tiene la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Autonomía universitaria y excelencia académica están pues íntimamente vinculadas y el propio Alfonso así lo vio cuando entre 1980 y 1981 reivindicó la autonomía aun frente al propio partido del cual provenía.

En los albores de la tercera década del siglo XXI, Francisco Vélez Pliego ha encabezado un nuevo impulso para reivindicar la autonomía tal como se debe reivindicar ahora. Ha sido el principal organizador de la iniciativa académica que se ha plasmado en 2020 en diversos eventos articulados bajo el tema de Los Retos de la Educación Pública Superior en México en una época de cambios. Y en este año de 2021, en la constitución de una nueva agenda universitaria, construida colectivamente a lo largo de los eventos que han constituido al foro Los Retos de una Nueva Agenda Universitaria. Los académicos que lo hemos acompañado en dicha empresa consideramos que conclusiones y documentos emanados de dichos eventos, actualizan el espíritu que siempre animó a Alfonso Vélez Pliego: la búsqueda de una universidad de alto nivel académico y al mismo tiempo una casa de estudios que con vocación de vinculación social, afronte los desafíos que nos ha deparado la época actual.

En este momento nuestra universidad no solamente debe defender la autonomía de injerencias políticas externas. La coyuntura extraordinaria de la pandemia que hemos vivido desde el año pasado, ha demostrado con creces que las instituciones de educación superior y nuestra universidad en particular deben hacer frente a una crisis civilizatoria que pone en cuestión la manera en que producimos y consumimos y la manera en la que nos relacionamos con la naturaleza. Como el propio Alfonso Vélez Pliego nos alertó desde la última década del siglo XX, se trata ahora de defender la autonomía de una visión de la docencia e investigación de carácter empresarial, productivista y de orientación mercantil. En este momento vivimos la controversia que ha generado el uso que se pretende hacer de nuestro edificio Carolino como una muestra de lo que se está diciendo. El contexto nacional da pie para pensar que estamos en la BUAP ante una ventana de oportunidades para iniciar una nueva época universitaria.

El Dr. Francisco Vélez Pliego ha encabezado desde el año pasado los esfuerzos para plasmar los rasgos fundamentales de esa nueva época universitaria. De manera muy breve puede decirse que además de lo ya señalado, estos rasgos incluyen la idea de la autonomía universitaria como algo articulado a otras autonomías, que en su conjunto fundamentarían una profundización de la democracia. La autonomía debe ser el espacio para definir nuestros planes, proyectos y evaluaciones. La nueva agenda universitaria debe partir de la concepción de que deben ser los requerimientos de la sociedad entera, no solamente los del sector empresarial, los que marquen la pauta de la docencia y de la investigación. Además del rigor científico y la pertinencia teórica, la docencia y la investigación deben tener una pertinencia social. Docencia e investigación deben ser críticos del pensamiento positivista, cuantitativista, hiperespecializado y fragmentario predominante en la educación superior. Las preparatorias de nuestra universidad deben ser reivindicadas como el fundamento de la excelencia académica y estar articuladas con la educación superior. La nueva agenda universitaria deberá contemplar un nuevo modelo educativo que combine el pensamiento complejo con el pensamiento crítico. También una educación superior de carácter alternativo con un pacto eco-social sustentado en un diálogo de saberes de carácter transdisciplinario, interdisciplinario e intercultural. Y en el sustrato de todo esto, esta universidad debe dignificar laboral y salarialmente a todos sus trabajadores. Este es un pendiente que tenemos para este año y nuestro instituto debe ponerse al frente de esta tarea.

He aquí pues, algunos rasgos del proyecto universitario emanado de los foros que hemos mencionado anteriormente. El Dr. Francisco Vélez Pliego los suscribe plenamente en tanto que sintetizan las necesidades actuales de nuestra universidad. Al expresarlos en este evento en el que se le hace un reconocimiento, hemos tratado de recordar la trayectoria de Paco como simple y llanamente le decimos en nuestro instituto. Pero no se trata solamente de expresar de donde viene, sino también de decir a donde va Paco. Hemos empezado una odisea para construir esa nueva agenda universitaria. Hagamos votos porque seamos muchos los argonautas que lo acompañemos en ese trayecto.

Mundo Nuestro
Carlos Figueroa Ibarra
Ciudad de Puebla, Mex.
Miércoles 23 de junio de 2021.

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